«Me lo regaló Mamá por el día del libro…» escrito con letra de pata de mosca, es la anotación que me encuentro todavía en algunos libros de infancia. Viniendo de familia de editoras, el 23 de abril siempre ha sido un día especial . Son muchos los recuerdos que me vienen de esta fecha: acompañar a mi abuela a la entrega del Premio Cervantes en Alcalá de Henares, ir por las Ramblas llenas de gente con mi libro recién firmado debajo del brazo, o contar junto con otros narradores en la Librería el Dragón Lector cuando la Noche de los libros se celebraba también el día 23.
Pero la mejor manera que se me ocurre de celebrar el Día del libro es con la publicación de uno donde aparece mi último cuento: Leopoldo no es un topo. Que aparece acompañado de dragones en «El dragón lector y sus amigos» publicado por la Editorial Bruño.
La carrera de escritora no es fácil, hay muchos relatos que se quedan en el cajón, muchos intentos frustrados de publicar, pero cuando por fin uno de ellos se encamina y firmas un contrato, ves el proceso de edición y un día tienes el ejemplar entre las manos que puede llegar a otra gente, que puede ser leído por fin, es maravilloso.
«El dragón lector y sus amigos» nace después de cinco años de gestación, es un libro con historia, yo empecé contando cuentos en la librería del mismo nombre, en Madrid, debía ser el año 2001 cuando acababa de hacer mi primer curso de narración oral o cuentacuentos y estaba como una loca buscando sitios donde poder contar, entonces me avisaron de que esta librería estaba preparando una contada múltiple y abierta de «El principito» uno de mis libros preferidos.
Me pasaron el teléfono de la librería para apuntarme y tuve mi primera conversación con Pilar Pérez. Me enumeró la lista de capítulos que estaban libres, elegí el de la serptiente, claro, prima de dragón. A partir de esa primera contada fueron muchas las noches compartidas contando en la librería y después en el Café el Despertar de Madrid, con un grupo de amigos del Dragón Lector donde también estaban José Villota, el marido de Pilar y Elia Tralará, entre otras amigas.
Cuando la librería cumplió diez años, muchos ilustradores les regalaron ilustraciones de dragones lectores, y fue Pilar en una feria del libro de Madrid quien me ofreció una lámina para escribir su historia. Era la de Emilio Urberuaga. ¡No me lo podía creer!, mi dragón era primo de Manolito Gafotas.
Mirando la ilustración de ese dragón algo desaliñado nació Leopoldo, un dragón que se creía topo, y me convertí en una de las autoras de este libro que reúne a mucha gente, amantes de la lectura, de los libros y de los dragones pero sobre todo Amigos del Dragón Lector.
Gracias a Pilar Pérez y a Jose Villota por creer en este proyecto, por alimentarlo durante tantos años, los que tarda en nacer un dragón, y a la Editorial Bruño por su cuidada edición y también por apostar por él.
¿Te gustaría tener un ejemplar? entra aquí para más información, además todas las autoras e ilustradores hemos cedido nuestros derechos a la Fundación Canis Majoris.
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